La palabra educación suele asociarse al concepto de profesor. Pese a que hoy en día es muy sencillo ser autodidacta e ir aprendiendo de manera personal, siempre solemos preferir la educación en su concepto más “tradicional”: con un profesor, alguien que te guíe, enseñe, corrija, etc. Pese a que tengamos miles de recursos con los que podemos aprender de manera autodidacta, siempre faltará esa fase de acompañamiento, de corrección.
No obstante, en Ivory, trabajamos en un par de proyectos educativos, aplicando a este ámbito la Inteligencia Artificial, con el objetivo de aproximarnos lo máximo posible esa pieza fundamental de la educación, ese profesor, para poder ayudar al alumno lo máximo posible.
A esto le unimos algo complejo de aprender por cuenta propia: un idioma nuevo. Requiere de diferentes aspectos, todos ellos igual de importantes: aprenderemos a hablar, a comprender, a leer, escribir… Todos partimos de un nivel concreto y necesitaremos un apoyo para empezar. Pero, conseguir un profesor virtual que te ayude con esto, es más complicado que simplemente ver un vídeo de pronunciación en YouTube.
Prueba de nivel de inglés en tiempo record
Si realizas una prueba de nivel con un profesor de inglés (por ejemplo) es posible que tarde pocos minutos en reconocer si tienes un B2. Pero no siempre disponemos de un profesor, por lo que hoy en día, lo más extendido es hacer un examen (que puede llevar horas) con diferentes preguntas que traten todos los ámbitos y aspectos de un idioma y -quizá- realizar una prueba oral frente a uno o varios profesores.
Tenemos una hora frente a unos minutos, aproximadamente. El reto en este caso pasa por conseguir una prueba intermedia y que la experiencia del alumno sea lo más agradable posible.
Normalmente, los exámenes suelen ser lineales. Sin embargo, cuando te enfrentas a una conversación, aquel interlocutor que tiene un nivel más alto va adaptando el nivel en función del otro interlocutor.
Hacemos algo similar usando la Inteligencia Artificial. Hemos de asumir una situación de partida (la edad, la empresa donde trabaja el alumno…) para ir adaptando nuestro test a medida que el alumno va contestando. Y podemos ir un paso más allá para acercarnos a la figura de profesor, ya que escuchamos y hablamos realmente con el alumno, variando el acento si es necesario, logrando así un proceso automático. Cuando hemos determinado qué nivel tiene el alumno, se comienza una conversación en la que se va adaptando el nivel en función de las respuestas que vayamos recibiendo, para certificar definitivamente el nivel del estudiante.
Para poder llegar a este punto hemos necesitado dos cosas, ambas muy importantes: por un lado, manejar la tecnología que hay a nuestra disposición para ser capaces de entregar al alumno lo que necesita, y por otro, poder entrenar a nuestro asistente virtual (con un histórico de miles de exámenes de alumnos de diferentes niveles y con horas del equipo entrando y corrigiendo las respuestas que iba dando nuestro asistente para mejorar sus decisiones).
¿Qué hemos conseguido hasta ahora? Pasar de una prueba más larga y tediosa a otra mucho más amena, de 15 minutos, y con una tasa de error mínima.
¿Qué es lo mejor de todo? Que a medida que vayamos usando esta nueva prueba de nivel vamos a ir ajustando el tiempo, ya que el asistente virtual irá haciéndose cada vez más eficaz.
Hemos conseguido mejorar la experiencia el alumno, para que no sea un calvario hacer un test, y, además, hemos conseguido que el servicio sea más económico y escalable.
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